La piel y las emociones

La piel y las emociones

La piel es mucho más que un vestido transparente que recubre todo nuestro cuerpo, es mucho más que una barrera entre el interior y el exterior.

La piel, es un órgano conectado directamente con el cerebro (gracias a todas sus terminaciones nerviosas) que capta, procesa y transmite una gran cantidad de estímulos. Y es así que, debido a este origen común, las emociones también se expresan en la piel. Como un espejo, así se relacionan piel y cerebro.

Emocionalmente, la piel expresa los pensamientos y emociones que nos dominan; refleja nuestro modo de ser hacia el mundo exterior. Pero también la piel se recibe al mundo, al universo que la rodea y es asimilado directamente por ella. En la piel se siente el mundo externo y también allí se escenifica nuestro mundo interno.

La piel cubre al organismo delimitando el espacio interior del exterior actuando como un límite que, como todo borde, une y separa al mismo tiempo. Esta función se relaciona con la capacidad de proteger a lo que contiene y con ser una superficie de aislamiento y de contacto al mismo tiempo.

La piel tiene una característica esencial, casi simbólica, porque es el mundo donde el cuerpo y la mente se unen. Por eso, a través de la piel conocemos y conectamos. Y por eso, debemos escucharla y protegerla.